22 julio, 2014

VIAJE A COMPORTA II. RECORRIENDO EL ALENTEJO PORTUGUES.

Playa de Troia


La semana pasada comencé relatando mi viaje a Comporta, y hoy continuaré con otra parte del viaje, recorriendo distintos pueblos de los alrededores.


TROIA


La península de Tróia esta bordeada de 20 kilómetros de playas vírgenes, de agua transparente, de arena fina y blanca, con dunas, y un mar en  calma. Por un lado la costa atlántica, y por otro, la reserva natural del Estuario do Sado, donde residen un grupo de delfines  (hay excursiones en barco para poder observarlos).

A Tróia, se accede cruzando el río Sado desde Setubal en ferry, donde también se puede embarcar el coche, pasan cada poco tiempo.

El nuevo complejo turístico, le resta parte de su belleza natural. Los alojamientos disponibles incluyen hoteles, y apartamentos turísticos. El tipo de turismo aquí, es mas en plan familiar, distinto al que se ve en Comporta.

Para comer, están los restaurantes situados en el paseo de la marina, donde en verano están demasiado concurridos.  En cuanto a cafés o chiringuitos, indicaros que no encontraréis mucha oferta.


No dejéis de hacer una visita al Parque Natural de la Sierra de Arrábida, de una belleza incomparable, en la que se mezclan los tonos claros de los acantilados, con el verde y denso manto vegetal.
Y al que le interese el mundo del golf, indicar que Tróia es un destacado destino de este deporte, esta entre uno de los mejores campos de Europa. Y aquí se celebran algunas competiciones internacionales.



 Playa de Tróia


 Playa de Tróia, al fondo Setubal




Aunque apenas se vean, ya que se confunden con las aguas de la playa, doy fe que son tres peces en la orilla de la playa. ¡Todo un lujo!






Playa de Tróia



Complejo de hoteles y apartamentos en Playa de Tróia.












Marina de Tróia


CARRASQUEIRA

En pleno estuario del Río Sado, encontramos el Pueblo de Carrasqueira y su puerto Palafitico, obra maestra, y muy curiosa de la cultura pesquera, único en Europa .Como bien leí antes de hacer el viaje en distintos reportajes, es un lugar que nos recuerda a algunos pueblos de Camboya.

En el paisaje de Carrasqueira contrasta el verde de sus arrozales a un lado, y el puerto al otro. Este puerto soporta una precaria y laberíntica pasarela construida por los propios pescadores, con tablones, troncos, y viejas maderas enterradas en el lodo de la marisma. El serpenteante conjunto de muelles, sus redes y las casetas donde los pescadores guardan sus utensilios, conforman el paisaje de este puerto único.

Las mareas cambian radicalmente el paisaje, dejando varadas sobre el fango las embarcaciones cuando el agua retrocede.

Caminar sobre las pasarelas, resulta complicado, al menos para mí, ya que algunas dan muestra de inestabilidad según las vamos recorriendo y daba la sensación que en cualquier momento, pisaba la acertada, para irme abajo.


Un buen momento del día para visitar esta aldea, si además eres un apasionado de la fotografía, como yo, es el atardecer, con el sol brillando sobre el verde intenso de los arrozales y dejando sus últimos rayos sobre las aguas del estuario. Perfecto escenario para fotografiar.


Es un lugar en el que tenemos la sensación de estar en otro tiempo. Tuve la suerte de poder disfrutar el silencio que produce la calma del agua, y es un lugar que siempre tendré en mi mente, en momentos en los que uno busca soledad.















































































A la entrada del pueblo podemos ver las antiguas viviendas tradicionales de los pescadores, los "palheiros". Son construcciones de madera y cubiertas con cañas procedentes de la marisma y, actualmente, alguna se puede alquilar.

En la calle principal, encontramos varios bares y restaurantes, donde poder degustar el pescado recién traído.







ALCÁCER DO SAL

Siguiendo  el  curso del Sado, hacia el  interior, entre  campos de arrozales, encontramos esta ciudad, una de las más antiguas de Europa, construida en una ladera, y que destaca a lo lejos por su blancas casas.



Subiendo por sus estrechas calles, llegarás a la Pousada Alfonso II una fortaleza amurallada, que además de alojamiento, también es sede del Museo de la Ciudad, y en el que podrás descubrir como fue construyéndose la ciudad a través de las distintas civilizaciones allí asentadas. Desde aquí tendrás unas maravillosas vistas de los arrozales y del río.




 Vistas desde la Pousada Alfonso II



Plaza en la parte alta del pueblo


Quiero hacer mención de lo bien que cenamos, y la buena atención que tuvimos en el Restaurante Sabores da Avo. Negocio familiar, comida muy casera, en un ambiente auténtico, donde te ponen unas raciones generosas, recién preparadas y a precios muy razonables. A destacar, lo a gusto que te hacen sentir con su trato cercano.


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